René vive hace sesenta y dos años en el
barrio de Brazo Oriental. De cabellos rubios y menos de un metro y medio de
estatura, sus anteojos circulares de armazón transparente no pueden esconder
las arrugas de su rostro tostado. Cubierta bajo un buzo grueso de lana
anaranjada y con un pan marsellés debajo del brazo izquierdo, empieza
afirmando: “no busques a nadie más, nadie habla acá, no sé a qué le tienen
miedo”.
A tan sólo dos casas de distancia del hogar
de René, vivían hace cuarenta años Laura Raggio,
Silvia Reyes y Diana Maidanick, quienes fueron asesinadas en la madrugada del
21 de abril de 1974 durante un operativo militar en plena dictadura uruguaya.
Según testigos, más de cien balas acribillaron a las jóvenes militantes que
residían en el apartamento 3 (3098 bis) de la calle Mariano Soler. René
recuerda bien esa madrugada porque los “milicos” entraron en su casa especulando
que las muchachas vivían allí. “Me quisieron tirar la puerta abajo pensando que
eran los apartamentos, salí y les dije que si querían entrar, que entraran porque
yo no tenía nada que ocultar. Me preguntaron si era la entrada de los
apartamentos, les dije que no y me respondieron que me meta para adentro, que a
mí no me importaba. Al rato sentimos los tiros”, recuerda. Según relata, los
cuerpos de las mujeres fueron trasladados en la misma madrugada y, al otro día,
dos camiones militares estacionaron en la puerta de aquel apartamento y “se
llevaron todo, no quedó nada”.
Los familiares de
“las muchachas de abril”, como se dio a conocer el caso, denunciaron el hecho
en 1985, semanas después de que terminara la dictadura, pero la causa quedó
inhabilitada en 1989 cuando comenzó a regir la Ley de Caducidad. En el 2006
solicitaron la reapertura del caso, basándose en el derecho a la justicia, a la
verdad y a la información por parte del Estado, como sugieren los tratados
internacionales contra las violaciones a los Derechos Humanos que Uruguay firmó
alguna vez. Sin embargo, no tuvieron éxito y la Justicia cerró otra vez la
investigación. Hace más de un año se reabrió la causa, teniendo como precedente
la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso Gelman
que obliga al Estado uruguayo a investigar todos los casos tipificados como
delitos de lesa humanidad. René fue una de las citadas a declarar. La causa no
está caratulada en la Justicia porque continúa en instancia de investigación y,
si bien hubo avances, aún nadie ha sido procesado por este triple crimen.
La Marca de las Muchachas
A dos metros del
apartamento 3098 bis, sobre un pavimento todavía fresco, se perciben tres
bancos esféricos dispuestos de forma triangular. En el medio, una placa
circular de mármol negro lleva escrito “APARTAMENTO 3 de Mariano Soler. El 21
de abril de 1974 fueron acribilladas por militares Diana Maidanick (22 años), Laura
Raggio (19 años), Silvia Reyes (19 años)”.
Ésta es una de las
26 huellas que se encuentran dispersas por la ciudad de Montevideo en el marco
del proyecto “Marcas de la Memoria” y que reúnen “lugares simbólicos para la
ciudadanía y constructores de la identidad nacional” en la resistencia a la
dictadura, según indica la Asociación Memoria de la Resistencia 1973-1985 que
lanzó la iniciativa. Este proyecto surgió en el 2006 y desde entonces se han sumado la Intendencia
de Montevideo, la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República y
el PIT-CNT.
Tal como se
explica en la web de la Asociación, el proyecto “se basa en entender que la
construcción y la instalación de la memoria, es una tarea compleja, colectiva y
multisectorial” y que la idea de las marcas es que sean “espacios reunitivos,
que invitan a detenerse, estar y reflexionar”. Por eso la instalación de los
asientos. También señala que el diseño general en forma de círculo tiene que
ver con el simbolismo que éste tiene: “el círculo como signo de identidad”,
“como símbolo de pregnancia, sencillez y versatilidad”, “figura que focaliza y
centra”, “símbolo de finalizar lo comenzado, de volver a empezar, de movimiento
perpetuo”, “de totalidad, de contener, de albergar”, “del todo y la parte,
lleno y vacío, ausencia y presencia”. Es el círculo como construcción de la
memoria, de recordar lo sucedido en el pasado en vista a un futuro más justo y
democrático.
En este sentido,
René sostiene que la instalación de las marcas urbanas contribuye a la memoria
sobre todo para las nuevas generaciones. “Hay que enseñarle a la juventud lo
que uno pasó”, manifiesta con su voz ronca.
La marca de “las
muchachas” -que fue inaugurada el 21 de abril de este año al cumplirse cuarenta
años del trágico hecho-es visitada a diario, según cuentan los vecinos del
barrio. Juan Gómez, dueño del almacén ubicado a tres metros, dice que “todos
los días, o día por medio, se acerca gente al monumento”. Juan Torena, que vive
en la acera de enfrente, dice que “siempre hay niños jugando o parejas que se
sientan, sobre todo durante la noche”. Para René, más allá de que se utilicen
los bancos como lugar de descanso o para pasar el rato, siempre ve gente que se
asoma, lee lo escrito, observa detenidamente el apartamento en cuestión, se
sienta y “se toma un tiempo”. Las múltiples colillas de cigarrillos amontonadas
cerca de la placa lo atestiguan.
René no tiene nada
más para contar. Dice que con los años la memoria “se va oxidando”. Y ya
cansada de sostener el pan marsellés -que ahora se ubica debajo del brazo
derecho-, abre la puerta de madera que los militares intentaron derribar
aquella madrugada de 1974 y entra en su casa, desapareciendo de la calle Soler.
Recuerdo muy bien ese día....estaban como locos los milicos ....hasta mataron un pobre policia que venia en bicicleta y no sabía lo que estaba pasando....las masacraron como si fueran terroristas pesados...una cobardia y una infamia Una de ellas estaba embarazada y todavia vinieron al velorio a provocar. Fue más o menos como lo de la seccional 20 del partido comunista. Acá no hay justicia...los jueces son complices de la impunidad.
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