martes, 20 de mayo de 2014

Están en algún sitio

Cuántas boinas y cabelleras nevadas invadían Rivera y Jackson minutos antes de las 19 horas. Desparramados entremedio, barbas negras tupidas, mates, termos, bufandas de lana, niños, jóvenes, adolescentes, bastones, carteles. "La memoria no diferencia generaciones", dijo Susana con un brillo especial en los ojos mientras observaba a un grupo de jóvenes que llevaban puestas remeras con la insignia "Todos somos familiares". La 19° Marcha del Silencio convocada por la Asociación de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos estaba a punto de comenzar.

Cuando las agujas marcaron las 19, el tumulto liderado por los rostros de los 170 uruguayos que fueron detenidos en la década del '70 víctimas del terrorismo de Estado y continúan desaparecidos, comenzó a avanzar, lentamente, en silencio. Un silencio ensordecedor. Un silencio de luto pero también de espera, ese que hacemos cuando estamos buscando respuestas. Algunas cabezas miraban al cielo, otras al suelo. Podía imaginar a los centenares de caminantes repitiendo mentalmente el lema de la marcha: "¿Dónde están? ¿Por qué el silencio?". Los ojos caídos y el ceño fruncido de los veteranos lo sugerían. La mirada tierna y sombría de las señoras presentes lo decían. De repente se largó la lluvia pero nada pareció cambiar. La marcha siguió su camino sin variar el ritmo. Sólo se sumó un importante despliegue de paraguas y capuchas. Susana, que marchaba recordando a "varios conocidos que desaparecieron" durante la dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985), optó por dejar que las gotas penetraran su cara.

Al llegar a la Plaza Libertad, se mencionaron los nombres de todos los uruguayos desaparecidos -que sonaban por toda la Avenida 18 de Julio y que muchos recibieron exclamando "¡presente!" en cada ocasión- y luego se cantaron estrofas del Himno Nacional, que hizo elevar con fuerza a más de un puño al grito de "¡tiranos temblad!".

Muchos rostros también llovían.

Con la presencia del Presidente Mujica entre la multitud, la reivindicación por verdad, justicia y nunca más fue, una vez más, increíblemente masiva. Ahora resta seguir esperando que el silencio se transforme en respuestas, la memoria en luz, la impunidad en justicia y que los muertos puedan por fin descansar en paz.

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